domingo, 12 de octubre de 2008

De sueños y pesadillas


Seguro que al menos una vez en la vida has soñado que te perseguían o que te caías en un hoyo o agujero que parecía muy profundo. Dicen que son sueños motivados por alguna necesidad o angustia que está incrustada en el inconsciente. También mucha gente ha escrito sobre los significados de los sueños, y más sobre las pesadillas, pero la verdad es que espero que no seas de los que leen ese tipo de cosas.

De la misma manera que cuando preguntas a alguien dónde está algo te responden “a la izquierda y dos calles más allá a la derecha” y no les pides que te hagan un mapa y te den una fotografía del lugar que buscas: los sueños deberían funcionar así. Son “restos” que salen de muy dentro y que tienen que ayudarte a tomar decisiones o tener claro cuáles son las cosas que te preocupan.

Recuerdo haber soñado hace años con tres cosas repetidamente; una de ellas era que me quedaba ciego y otras veces en una silla de ruedas. Creo que eso, a una edad temprana, te hace valorar más lo que ves y lo que haces, en especial cuando son sueños muy vívidos. Otro tema recurrente era que me moría, ya fuera de accidente o enfermedad mortal; recuerdo ahora mismo uno en el que, de repente, no podía respirar, mis pulmones no funcionaban, y la agonía era larguísima. Quizá para contrarrestar otras veces –muy pocas veces, pero se me quedaron más grabadas –soñaba que no podía morir. No del estilo de ser algo especial ni nada parecido, sino de no morir, sencillamente. Eran sueños en los que envejecía muy despacio y todos a mi alrededor iban muriendo. Resultaba aterrador porque te sentías solo, pero a un nivel que hasta entonces no me podía ni imaginar.

Después de contarte tengo que decirte que no he tratado de buscarle significado a todo eso porque tampoco creo que sirva de nada. Pero si que tengo que reconocer que con el tiempo, todo eso ha conseguido que cualquier cosa que yo tenga no le preste demasiada atención (al fin y al cabo de alguna manera ya había muerto varias veces) y me aterre sin embargo, que le pase “algo” a cualquier ser querido.

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